Conoce un poquito más de Gallego Rey
Mi nombre es Juan Carlos. Desde hace 25 años, me presento al mundo como Gallego Rey, un seudónimo que adopté gracias a un gaditano que, al leer un poema de mi autoría, tuvo a bien tachar mi firma y sustituirla, precisamente, por Gallego Rey.
Por lo demás, y como habréis adivinado, soy un gallego nacido en la añada del 73, en un pueblo de cuyo nombre sí quiero acordarme: Carballo, en la provincia de La Coruña.
Soy el segundo de tres hermanos: Jesús, el mayor, y Gustavo. Provengo de una familia de la que podría novelar unas cuantas historias, lo que, traducido al lenguaje de los escritores actuales, significa que es una familia de lo más normal.
La lectura me acompaña desde los cuatro años, lo que me ha permitido acceder a unos cuantos mundos al margen de los cotidianos. Y escribo desde que, en el colegio, una maestra creyó ver en mí a un futuro premio Nobel. ¡Qué barbaridad!
En cuanto a lo que acontece en esta web, que es lo único que debería importaros, no busco nada en especial. Voy dejando en ella escritos propios y, de cuando en cuando, alguno de terceros. Ofrezco algún servicio profesional sin esforzarme demasiado, pues, más o menos, me gano bien la vida sin necesidad de mendigar atención de desconocidos. Sé que puedo ser de gran ayuda a escritores noveles interesados en lo esencial del oficio y no tanto en el postureo de las redes sociales.
Y nada más que añadir.
Mi Escuela Filosófica
La vida me lleva por el camino del estoicismo, aunque a veces creo que solo el cinismo podría salvar a la humanidad. Reflexiono, pero no sé si realmente existo.
Mi posición Política
No milito en ninguna ideología, ya que toda ideología implica renunciar al pensamiento propio. Sin embargo, defiendo que solo la libertad es la que merece cualquier sacrificio. Aun así, la libertad también puede ser una tiranía, pues nos obliga a ser consecuentes con nuestros actos. Sé libre y, al mismo tiempo, deja que los demás también lo sean.
“Si un solo hombre, con su verdad a cuestas, es capaz de infundir la duda en una muchedumbre convencida de que no hay más razón que la que defienden, no es porque ese hombre sea especialmente virtuoso o razonable, sino porque la muchedumbre carece de virtudes y razón..”
Gallego Rey