¿Hacia dónde va WordPress? Una reflexión tras más de 10 años de uso
No me atrevo a decir que WordPress vaya a desaparecer. Pero sí me atrevo a anticipar que, si sigue por este camino, en una década podría perder una parte importante de su base de usuarios.
Hace más de una década empecé a usar WordPress para crear mis páginas web. En aquel entonces, era una plataforma sencilla, intuitiva, pensada para facilitarle la vida a quienes no teníamos conocimientos técnicos. Elegías una plantilla, la instalabas y empezabas a publicar contenido. Todo estaba incluido: temas completos, sistema de comentarios, plugins básicos… No hacía falta ser programador ni contratar a nadie. WordPress te daba libertad y autonomía.
Hoy, después de más de 10 años gestionando sitios con WordPress, tengo una sensación muy distinta.
De la simplicidad al laberinto
WordPress ha cambiado muchísimo. Lo que antes era una herramienta accesible, ahora es un ecosistema cada vez más complejo, donde la lógica del negocio —llevada al extremo— ha terminado por eclipsar la experiencia del usuario. No se trata de criticar que una plataforma evolucione comercialmente; es natural. El problema surge cuando esa orientación excesiva al beneficio fragmenta la herramienta, encarece su uso y exige al usuario aprender habilidades técnicas que antes no eran necesarias. Lo que en un principio fue accesibilidad, hoy se ha convertido en su contrario.
- Ya no basta con elegir una plantilla. Muchas están incompletas o vienen con limitaciones que te empujan a comprar versiones premium.
- La integración de plugins se ha vuelto una carrera de obstáculos: compatibilidades, rendimiento, precios…
- La experiencia de edición, especialmente con Gutenberg, puede resultar frustrante para quienes solo queremos publicar contenido sin preocuparnos por la estructura interna de bloques.
- Y todo esto sin hablar del SEO, que se ha vuelto un mundo aparte dentro del mundo WordPress, con capas y capas de configuraciones que exigen conocimientos técnicos o inversión en servicios especializados.
En definitiva, lo que en su momento fue sinónimo de accesibilidad, ahora exige perfiles más cercanos a desarrolladores, ingenieros o expertos en marketing digital.
¿Un cambio de paradigma?
Mientras WordPress se complica, la inteligencia artificial avanza en sentido contrario: simplifica procesos, reduce tiempos y elimina barreras. Hoy puedes crear una página web completa en minutos usando herramientas impulsadas por IA. Algunas incluso te ofrecen contenido optimizado para SEO, diseños automáticos, y todo sin tocar una sola línea de código.
Y no es solo el diseño. El propio ecosistema de búsqueda está cambiando. Cada vez más personas buscan respuestas directamente en plataformas como ChatGPT, dejando de lado a Google y a los buscadores tradicionales. Hay informes que indican que algunos motores de búsqueda han perdido hasta un 10% de tráfico. Esto, inevitablemente, afectará también al SEO tal y como lo conocíamos… y por extensión, a WordPress, que lleva años vendiéndose como la plataforma más optimizada para el posicionamiento.
La competencia no-code y la búsqueda de libertad creativa
Pero no solo se trata de simplicidad. Incluso para quienes desean crear sitios web avanzados, personalizados y con mayor libertad visual, WordPress ya no es necesariamente la mejor opción. Cada vez más usuarios están recurriendo a plataformas no-code como Webflow, Framer, o incluso Figma en combinación con exportadores de código web, porque permiten diseñar sin las limitaciones de una plantilla preestablecida.
Estas herramientas ofrecen:
- Libertad total de diseño, sin necesidad de ajustarse a estructuras rígidas.
- Curvas de aprendizaje más lógicas y visuales, sin necesidad de conocer PHP o el sistema interno de WordPress.
- Entornos más seguros, menos propensos a los ataques masivos que afectan a WordPress por su gran popularidad.
- Ausencia de gastos ocultos, sin necesidad de estar comprando plugins o actualizando temas constantemente.
Al final, si vas a tener que aprender habilidades cercanas al desarrollo web, muchas personas prefieren aprender herramientas modernas que les ofrecen más control, más estabilidad y más coherencia.
¿Está WordPress cavando su propia tumba?
No me atrevo a decir que WordPress vaya a desaparecer. Pero sí me atrevo a anticipar que, si sigue por este camino, en una década podría perder una parte importante de su base de usuarios.
¿Por qué? Porque va en contra de la corriente. En lugar de facilitar los procesos, los complica. En lugar de centrarse en el usuario promedio, prioriza el mercado profesional y las integraciones de pago. Y cuando una plataforma que nació para democratizar la creación de contenidos se convierte en una herramienta para expertos… pierde su alma.
Conclusión
WordPress alcanzó un éxito espectacular porque ofreció la herramienta adecuada en el momento adecuado. Pero como hemos visto con tantos otros gigantes tecnológicos, cuando el crecimiento se convierte en codicia, la caída puede estar más cerca de lo que parece. No será de un día para otro. Será un declive lento, silencioso… pero inevitable si no se reencuentra con sus usuarios.
Y ahora, además, ya no es la única opción. Hoy hay alternativas más simples, más potentes y más libres. Tal vez ha llegado el momento de que WordPress escuche, antes de que sea demasiado tarde.
Este artículo está protegido bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0).
Gallego Rey